Después de un largo paseo o una larga caminata al aire libre, un gran tazón de sopa de cebolla picante es justo lo que se necesita en esta época del año. En realidad, la sopa de cebolla es un clásico francés, pero hoy se modifica ligeramente. En esta receta, la sopa de cebolla se refina con setas porcinas y se sirve con pan negro gratinado y tostadas de queso.
Las cebollas pertenecen a las hortalizas de raíz. Ya sea picada gruesa o finamente, en sopas, guisos, cazuelas o ensaladas, es muy popular durante todo el año. Porque las cebollas son verdaderas portadoras de sabor y convencen por su versatilidad.
Para nuestra sopa, las cebollas se cortan en aros finos, se saltean lentamente en aceite de oliva y se caramelizan con azúcar. Por último, las cebollas se desglasean con caldo de verduras y un poco de vino blanco, que dan a la sopa de cebolla un sabor muy especial. Un consejo: si te gusta ir a buscar setas en otoño, puedes secarlas para los fríos meses de invierno y tener siempre un precioso ingrediente que refinar